Encontramos a Lara en el arcén de un camino de nuestra localidad, intentándose comer los restos (pelos y huesos) de unos animales muertos. Quizás, Lara fue una buena cazadora en su día, pero por alguna razón su “dueño” decidió que ya no valía para nada y sin más, la echo a la calle condenándola a una muerte segura. Este pequeño saco de huesos se encontraba en muy malas condiciones: desnutrida, comida por las pulgas y con diversas heridas en su cuerpo. Estaba desesperada buscando algo que llenara su estómago vacío, buscando una caricia, una mano que la ayudara, estaba ansiosa por que la salvásemos, pues Lara se iba apagando poco a poco. Sin más remedio metimos a Lara en el coche y nos la llevamos sin saber donde la íbamos a meter. Después de un buen baño, un par de platos de comida, agua y unas caricias, Lara ya parecía otra perra. Su mirada era algo más tranquila, ella sabía que su vida estaba cambiando, que se acabaron lo días de hambre, sed, frío y dolor. Lara ya está totalmente recuperada y sana. Ella es muy alegre, activa y le encanta jugar con la pelota. También le encantan las caricias y los abrazos, es una perra muy muy cariñosa. Además es muy inteligente y aprende muy rápido. Pero por desgracia se encuentra en una residencia, donde está entre rejas durante todo el día, exceptuando una vez en semana que vamos a pasearla. Por ello buscamos, además de una familia definitiva que le de una vida llena de cariño, amor, diversión y a la que nunca le deje de valer, una casa de acogida para Lara, donde pueda vivir una vida normal hasta que sea adoptada. ¿Adoptas o acoges a Lara? ¡Ella te espera!
