Morty es un perro muy simpático al que sus antiguos dueños abandonaron sin ningún tipo de remordimiento. Lo hicieron hasta en dos ocasiones, la segunda fue definitiva. Fue acogido en una “perrera” en el pueblo de Colmenar de Oreja, donde estuvo casi 4 meses. La perrera se encontraba en el matadero del pueblo, estaba llena de moscas y los perros estaban en cheniles de tamaño medio, algunos tenían más espacio que otros aunque todos demandaban lo mismo, salir a dar una vuelta. Disponían de comida ilimitada ya que se entiende que no tenían mucho tiempo para ellos y les dejaban pienso que les duraba tres o cuatro días hasta que volvieran a poder sacarlos y volvieran a darles de comer.
Se merece conocer que otro tipo de vida existe.